VIDA FAMILIAR


SUICIDIO TRISTE REALIDAD


suic

En nuestra sociedad se presentan temas que no nos gusta enfrentar, el Suicidio es uno de ellos, las cifras se incrementan cada día más, y es momento de visibilizarlo como una problemática social y de salud mental, que, por estigmatización, sobre todo, la generada en torno a los trastornos mentales y el suicidio, hace que muchas personas que piensan en quitarse la vida o tratan de hacerlo no busquen ayuda, por lo tanto, no la reciben. La sociedad prefiere evadir una realidad dolorosa que se puede prevenir si el tema, se coloca sobre la mesa sin miedo, para facilitar la comprensión y posibilitar la prevención. De acuerdo a estudios realizados por la OMS (Organización Mundial de la Salud) cada año, cerca de 703 000 personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo. El suicidio es una tragedia que afecta a familias, comunidades y se presenta en todos los países, dejando secuelas afectivas y sociales duraderas para las personas cercanas a la víctima, el suicidio, puede ocurrir a cualquier edad y en cualquier estrato social, en Colombia cobra una vida cada tres horas y ocho cada día.


Según la OMS, la conducta suicida está relacionada con un “síntoma de malestar o trastorno emocional o mental y no representa un diagnostico en sí mismo y en consecuencia se debe revisar la presencia de otros síntomas emocionales o comportamentales, que en conjunto hagan parte de su diagnóstico”. De acuerdo a esta definición se puede decir que no hay una situación particular o patológica que perfile la conducta suicida, pues una persona, sometida a situaciones estresoras, que le generan una gran presión emocional o una sensación de desesperanza y desasosiego puede desencadenar la ideación suicida. Es importante aclarar que la depresión no es sinónimo de suicidio, para la mayoría de las personas la gente que se suicida es porque está en depresión, aunque es un factor de riesgo no necesariamente desencadena en la persona que la padece, un comportamiento de auto daño.

Los investigadores aun no encuentran la forma de predecir quién está en riesgo de suicidio, y si las personas vulnerables llegaran a hacerlo, hasta ahora lo que se ha podido establecer es que se trata de una desregulación emocional y un error cognitivo, la persona en crisis siente y cree que no puede superarla, o no puede pensar en una solución, por lo que el suicidio se convierte en una opción viable como una forma de manejar el dolor que siente. De modo que puede actuar sobre ello en una ventana de tiempo realmente breve. Dentro de los factores de riesgo están eventos estresantes de la vida (como la pérdida de un ser querido, problemas legales o dificultades financieras) y los factores estresantes interpersonales (acoso, intimidación, discriminación o problemas en las relaciones afectivas y/o familiares), trastornos del estado de ánimo (depresión, trastorno bipolar afectivo), consumo de sustancias psicoactivas.

La prevención del suicidio no se ha abordado debidamente porque falta sensibilización sobre la importancia que reviste como problema de salud pública y por el tabú sociocultural que no permite a las familias hablar abiertamente sobre el tema.
Algunas señales que pueden indicar conducta suicida son:

 Hablar o pensar en la muerte con frecuencia, expresar que se quiere morir
 Hablar de sentirse atrapado o pensar que no hay ninguna solución
 Hablar de sentirse vacío o desesperado, o de no tener motivos para vivir.
 Hablar de ser una carga para los demás, que nadie lo quiere, que no encaja en su grupo social o familiar.
 Mostrar cambios extremos en el estado de ánimo, pasando repentinamente de estar muy triste a sentirse muy tranquilo o feliz.
 Sentir dolor físico o emocional. Alejarse familiares y amigos Decir adiós a amigos y familiares
 Asumir grandes riesgos que podrían resultar en la muerte, como conducir extremadamente rápido.

Recomendaciones para apoyar a una persona que muestra algún indicio de conducta suicida:

 Valore la situación seriamente. Sea directo/a. Hable clara y abiertamente sobre el suicidio. Exprésele su preocupación. Muéstrese dispuesto/a a escuchar
 Deje que la persona hable de sus sentimientos. Acepte sus sentimientos. No los juzgue.
 No cuestione si el suicidio es o no correcto. No dé sermones sobre el valor de la vida. Acérquese y muestre que está disponible. Demuestre interés y ofrezca su apoyo.
 No desafíe a la persona a que lo haga.
 No se muestre asustado o escandalizado y tranquilice a la persona.
 Busque ayuda entre sus familiares y personas allegadas.
 Explique que hay alternativas como buscar ayuda profesional.
 Adopte medidas prácticas: retire o controle todos los elementos que puedan suponer un riesgo.

Si es posible, no deje sola a la persona. Evite, sin embargo, situaciones de excesivo control. Involucre a otras personas significativas que puedan contribuir a superar esta situación.

Es importante tomar consciencia que el suicidio se puede prevenir. Y que es responsabilidad de todos involucrarnos. Si usted ha considerado en algún momento la idea de auto agredirse, o conoce a alguien que presente las señales de alerta, debe informarse de cómo y dónde puede recibir ayuda inmediata, ya sea con un profesional de la salud mental, un sacerdote, un familiar o amigo. Usted puede salvar una vida.